¡Márcate un plan!
«Una visión sin una estrategia sigue siendo una ilusión».
Lee Bolman.
Yo, que soy muy de mi María Moliner cuando busco el término estrategia entre las hojas de su diccionario, me encuentro con una definición muy llena de galones:
1. “Arte de dirigir las operaciones militares; particularmente, coordinación general de las de una guerra”.
Mi condición especial me aparta de esta definición y me lleva a buscarla en una segunda línea.
2. “Arte de dirigir un asunto para lograr un objeto deseado”
¡Perfecto! ya vamos encaminados.
Si me fijo aún más en esta hoja del diccionario veo que la palabra Estrategia está acotada por otras dos palabras:
En la cota superior, Estratega:
“Persona entendida en estrategia”
En la cota inferior, Estratégico:
“De acuerdo con la estrategia “Plan, movimiento, retirada, etc. estratégicos. Se aplica al lugar, acción, etc, de importancia decisiva para la realización de algo”.
Pues ya podemos comenzar a definir qué tipo de estrategia necesitamos para nuestros negocios.
Si bien, apartando mis deserciones personales de filosofías jerárquicas, podemos entender que en todo negocio propio o ajeno, personal o colectivo, debemos poder contar con un plan estratégico.
¿Por qué debemos tener una estrategia?
Porque no establecerlo es no creer que toda acción deba ser planificada. Las acciones, en la medida de lo posible, no deberían tomarse como un acto impulsivo sino que tendrían que poder ser medibles y meditadas. Cada movimiento debería llevar un plan en la mochila.
En mis artículos siempre expongo que, cuando tratamos de establecer nuestra diferenciación y lo que somos capaces de aportar a los demás para ayudar en la resolución de sus problemas o necesidades, no lo hagamos solamente a través de un plano de dirección empresarial, que también, sino que tenemos que entender que esa desemejanza implementada debe marcar positivamente a alguien personal y profesionalmente. No ser capaz de ayudar a alguien con nuestro trabajo es no tener un negocio rentable.
¿Y cómo entendemos la rentabilidad?
Pues midiendo la relación del beneficio con respecto al valor proporcionado y al pago de éste.
Tenemos las tres variables base: beneficio, valor y pago.
Para poder alinearlas y que caminen en la misma dirección estableceremos los métodos que sean necesarios en nuestros negocios y que implementaremos en todas y cada una de las áreas de la empresa.
John Von Newman y Oskar Morgerstern en 1944 explican la conexión entre conectaron estrategia y economía en su libro “Teoría de Juegos y Comportamiento Económico”. Las decisiones interactivas se mueven bajo varias suposiciones:
- Sus jugadores tienen varias opciones a su disposición: Ganar, perder o retirarse. Y cada una de estas situaciones están asociadas a una retribución concreta.
- Cada jugador conoce perfectamente las reglas del juego y las preferencias de sus oponentes.
- Todos y cada uno de los jugadores son seres racionales y escogerán aquella jugada que les reporte mayor beneficio a nivel individual.
Por tanto, trasladando estas premisas a nuestros negocios y como si de un juego se tratara debemos entender que sólo se pagará por aquellos movimientos del tablero que reporten beneficio para los jugadores y por tanto, todos querrán encontrar la palabra “valor” en los trazos del tablero.
Siguiendo esta teoría pondremos en consideración que, si queremos ser rentables, con la intuición no basta y debemos establecer situaciones estratégicas bien entrenadas.
Como responsables del negocio y de nosotras y nosotros mismos, debemos tomar las elecciones que sabemos que pueden influir en nuestro entorno. Debemos saber visualizar más allá del análisis microeconómicos con objetivos de beneficio “cortoplacistas” para dirigirnos a medio plazo hacia organizaciones estructuradas estratégicamente y que tengan claro todos y cada uno de los pilares que la forman.
Y por tanto nuestro comportamiento estratégico debe tomar en cuenta cómo nuestras decisiones influyen sobre el resultado propio y sobre el ajeno y cual es el valor con el que estos pueden retroalimentar de nuevo nuestras bases.
Y ahora bien…
¿Con qué estrategia cuentas Tú que marque tu diferencia?
¿Te cuento más?
