Bla, bla, bla

Si algo tengo claro es que en este mundillo laboral la palabra comunicación se emplea constantemente.

A todas horas.

En miles de frases.

-“Transmitimos a nuestros clientes cualquier cambio o novedad en nuestros productos…”

– “Orientamos la comunicación a todos los niveles de la compañía bien sea ascendente o descendente  🤨 consiguiendo obtener feedback desde niveles inferiores a superiores 🙄…”

– “La información multidireccional consigue que todos los miembros que interactúan con la empresa se sientan integrados y motivados…”

…

Si pruebas a escribir en #google la palabra comunicación verás cómo en apenas 52 segundos el buscador te devolverá la friolera de 630.000.000 resultados.

Repito, 630.000.000 resultados en 0,52 segundos. 

(Cuando leas esto, tal vez este valor se haya incrementado)

Definiciones, elementos, funciones, características, … 

Puntos de vista diferentes escritos por personas diversas bajo un nexo común: El poder de la palabra.

Palabras envueltas en Compromiso.

Palabras envueltas en Motivación.

Palabras envueltas en Transparencia.

Palabras envueltas en Responsabilidad Social.

Y frente a todos esos envoltorios hay una palabra que observa.

Una palabra que analiza cada una de esas páginas online y estudia, línea a línea, los miles de libros escritos sobre ella.

Una palabra que piensa:

– 𝘚𝘪 𝘮𝘪 𝘷𝘢𝘭𝘰𝘳 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘪𝘴𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘶𝘯𝘪𝘤𝘢𝘳… ¿𝘊ó𝘮𝘰 𝘦𝘴 𝘱𝘰𝘴𝘪𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦𝘢 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘩𝘦𝘳𝘳𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢, 𝘶𝘯 𝘴𝘪𝘮𝘱𝘭𝘦 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘳𝘴𝘰 𝘺 𝘯𝘰 𝘶𝘯 𝘧𝘪𝘯 𝘦𝘯 𝘴í 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰?

Déjame hacerte una pregunta… 

¿Monitoreas tus comunicaciones? Es decir, ¿puedes asegurarme al 100% que con tu comunicación has satisfecho la necesidad de información requerida?

¿Sí?

¿No?

¿Tienes una respuesta?

Cuando en Gestión de Proyectos abordamos el área de Comunicación sabemos que esta debe entenderse como “una maestra tendedora de puentes” y, para ello, aunamos todos nuestros esfuerzos con el único fin de evitar cualquier error comunicativo. Porque tenemos un Plan.

Un plan que describe de manera detallada la forma en que se planifican, estructuran, implementan y monitorean las comunicaciones de cada proyecto.

Y en este plan es tan responsable el emisor como el receptor.

El emisor debe cerciorarse de que el mensaje es interpretado de manera correcta.

El receptor, a su vez, es responsable de recibir el mensaje y asegurarse que este ha llegado en su totalidad y de que lo traduce de forma precisa.

Por eso decimos que el 90% de la tarea de un director de Proyectos consiste única y exclusivamente en comunicar. El 90% de nuestro tiempo buscamos respuestas concretas a preguntas concretas:

• ¿Qué información se necesita?
• ¿Para cuándo?
• ¿Cuántas personas están implicadas?
• ¿Cómo se distribuirá la información?
• ¿Quién distribuirá dicha información?
• ¿Qué canales se emplearán?
• ¿Qué recursos?
• ¿Qué lenguaje?
• ¿Cuántos idiomas debemos de emplear?
• ¿Cómo, cuándo y cada cuánto monitorizaremos los resultados?
• ¿Cómo, cuándo y cada cuánto monitorizaremos el proceso en si mismo?
• ¿Quién se comunica con quién?

Voy a poner en mayúscula esta última

¿𝐐𝐔𝐈É𝐍 𝐒𝐄 𝐂𝐎𝐌𝐔𝐍𝐈𝐂𝐀 𝐂𝐎𝐍 𝐐𝐔𝐈É𝐍?

Para nosotros es muy importante seleccionar el método correcto, con las personas correctas bajo el manto de un mensaje correcto.

Así que empleamos las famosas 5Cs (correcto, conciso, claro, coherente, controlado) de la guía #PMBok.

Y sí. La comunicación se mide. 

Siempre.

• Comunicación pull o push. 
• Comunicación masiva o interpersonal.
• Comunicación interna o externa.
• Comunicación directa o indirecta.
• Palabras clave…

No me hables de esto. Todavía.

Antes háblame de cómo fluyen las palabras por las venas de tu empresa, de tu departamento o de tu puesto de trabajo.

Ah! y si puedes, antes y después de hablar quédate en silencio y escucha, porque tal y como decía Peter Drucker:

¿Te atreves a interpretar el silencio?

¿DEFINIMOS TU FORMA DE COMUNICAR?

¿Te cuento más?