Quizás empleando generalidades tendamos a estigmatizar a unas personas y ponderar a otras y, quizás, no sea esta la mejor forma de entender y analizar las situaciones individuales y globales de cada puesto de trabajo y de cada empresa.
Pero, lo que sí es cierto, es que al leer este artículo de Héctor García Barnés se te queda un poso que, al igual que el café, produce una mancha ácida y muy difícil de ocultar en tu cerebro.
Sí, existe una brecha laboral cuyo marco son las brechas personales que cohabitan en apenas unos metros cuadrados. Y sí, son en esas invisibilidades personales de las que habla Héctor, en la que debemos poner foco si no queremos trabajar ni crear una empresa enferma.
La imagen de marca de las organizaciones no es esa identidad visual de colores y formas con significado y significante.
No lo es.
Esa solo es una parte de la ecuación. La que con estrategia, imaginación y dinero damos forma.
Pero en el otro término, existe un coeficiente multiplicador de nuestra verdadera imagen, la que nos define en realidad y que va a permanecer “in perpetuum” en la mente de nuestras consumidoras y consumidores.
Y mientras nosotros nos esmeramos en crear una estructura de marca sólida y definida, nuestro entorno crea otra cimentada con nuestras actitudes e interacciones. Es esta última la que refleja nuestra verdadera huella.
Una marca es tan saludable o insalubre como la que estamos dispuestos a permitir ver germinar y crecer dentro de las paredes de nuestras organizaciones. Y fuera de ellas también. Porque, no nos engañemos y tomemos prestados pensamientos confucionistas:
“Si sabemos lo que tenemos que hacer y no lo hacemos, entonces, estamos peor que antes”.
Confucio
Y es cierto. Estamos peor que antes.
Creamos KPis de los que obtener una situación patrimonial y económica positiva y en continuo crecimiento. Pero si únicamente nos centramos en factores numéricos y obviamos el Balance Social, estamos en realidad cavando nuestra propia tumba empresarial.
Crees en el poder de las redes, de internet, de la digitalización y la globalización, pero no tomas en cuenta a quien las nutre y las alimenta.
Son personas de carne y hueso. Las mismas que interactúan día a día con tu empresa.
Y voilà!, volvemos al punto de origen.
Las empresas están hechas de piel humana.
No te quedes en el clickbait del titular, el que impacta directamente en tu cerebro y analiza detenidamente cada línea del artículo.
Seguramente hay muchas de esas líneas con las que no estés de acuerdo, pero no te quedes en la superficie. Busca en el backoffice lingüístico un trasfondo que defina la realidad de tu empresa y actúa en consecuencia.
Y define tu marca.
https://www.elconfidencial.com/cultura/2022-08-14/gente-trabaja-mucho-no-llega-nada_3474977/
Empresas de Piel
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¿TE ATREVES A DEFINIR TU PROYECTO de MARCA SALUDABLE?
¿Te cuento más?
